ELIMINATOR DOMUYO



En diciembre pasado vivimos una reconfortante experiencia en las laderas de la montaña más alta de la Patagonia, elegimos el estilo autónomo, pequeños grupos autosuficientes compartiendo dos rutas diferentes, la normal y otra sobre un pequeño glaciar. Este modelo de expedición numerosa pero divida en equipos independientes nos proporcionó excelentes resultados en otras oportunidades, dado que nos inclinamos por acciones en las cuales las personas sigan su propia iniciativa, lo cual es central para el montañismo deportivo, exige diversas habilidades a los participantes y la responsabilidad de velar por su propio bienestar y gestionar a su criterios la totalidad de los segmentos que componen estas actividades, toma de decisiones, logística, táctica, horarios, energía y demás, esto hace al protagonismo y al sentido expedicionario. Las acciones tomaron mejor sentido al llegar al campamento base, allí ya se habían instalado los equipos de varias expediciones de agencias de turismo activo, no había mucho lugar, así que decidimos continuar un poco más el ascenso hasta encontrar un lugar amplio y llano, no acampamos todos juntos ya que quedamos en tres sitios diferentes a unos diez minutos de marcha entre cada uno, el grupo del medio era el mas numeroso. Como tomamos un día entero de descanso pudimos compartir algunas charlas y mates y hacer algunas especulaciones acerca de horarios, caminos y planes, por la tarde tuve que hacer una bajada sigilosa dentro de mis actividades carroñeras a recolectar algo de comida y se puso en evidencia algo que había escuchado hacia un tiempo en el club, ante la pregunta que hizo una nueva integrante interesada en estas actividades a una chica que lleva años en la Asociación respecto de si en la salida le prepararíamos la comida, es decir, tal vez yo, le daría desayuno almuerzo y cena, la respuesta fue: mira "lo mejor que podes hacer es llevar toda tu comida y cuidala que no te la robe el "viejo carroñero" que cuando va solo siempre se olvida el morfi". Nada más ajustado a la realidad, conseguí lo que necesitaba unos fideos, combustible para el MSR y unas galletitas y me fui a mi campamento donde solo había dos carpas un poco más alto, obviamente que no faltaron bromas y dichos respecto de mi pobre avituallamiento.
Nos pusimos de acuerdo en el uso de las comunicaciones y que deberíamos hacer, cada grupo actuaria en completa independencia debiéndose cuidados unos a otros y solo en caso de un accidente complicado recurriríamos a toda la fuerza de la expedición para ayudar en lo que hiciera falta. Así que a dormir.









La madrugada del lunes fue como una pequeña estampida, salimos en diversos grupos y en diversos horarios con rumbos distintos, luces por todos lados y la salida del sol nos encontró bastante alto.
Yo me fui por el glaciar y la verdad es que la mayoría de los que iban por ese lado volaban, muy rápido, por lo tanto me quedé con un grupo que venía anteúltimo. El ascenso es lindo por ese lugar, mayor inclinación y algunas grietas a la derecha lo hacen interesante, una pendiente de esas para no caerse. Pude comunicarme varias veces con LU5 para comentar como iba la actividad y hacerle la promos a BROKER que se ha comprometido con estas actividades. Tuve muy presentes a los menos expertos, sabía que se les iba a poner difícil por la ruta normal, pero de eso se trata este deporte, cuando las dificultades te superan te volves, bajas, te preparas más y mejor, y volves, así es la vivencia del alpinismo deportivo, lo demás es lograr cumbres.
Alcanzamos la cumbre y junto a unos cuatro más nos quedamos esperando a los últimos, al fin nos juntamos y comenzamos a usar las radios a los 4000 metros, sabíamos que dos personas permanecían en el glaciar y tenían que estar bajando por esa pendiente no muy amigable. Nos comunicamos con ellos y Flabio Ferraris, que estuvo muy por encima de las circunstancias, acompañó a un camarada que estaba muy cansado, cuando llegamos a las carpas ya los habíamos visto en la zona plana y sin nieve de la base del glaciar, aun así, varios subieron a su encuentro, el cual se produjo en unas rocas cercanas.
El día de la retirada nos reunimos con un pequeño grupo en el campamento intermedio del cual ya se habían ida la mayor parte, allí me enteré de las peripecias de algunos y la verdad es que cada persona que estuvo allí reaccionó de manera excepcional frente al cansancio, a la incertidumbre y al miedo que provocan esos escenarios. Todos obtuvimos grandes enseñanzas: técnicas, tácticas, logísticas, de la dinámica de los grupos y sobre todo, fuimos puestos frente a frente de nuestras propias limitaciones cosa que la montaña hace sin mediar misericordia ni contemplaciones .
Después nos fuimos valle abajo, otra vez hable a mi casa, a mi señora que estaba saltando en paracaídas en Córdoba y a LU5, " todo bien" le dije a Diego Sarco y seguí bajando. Lo especial es que a varios que vi por última vez el pie del glaciar a las 5 de la mañana del lunes 7 de diciembre los volví a una semana después y hay un par no he visto desde la cumbre hasta hoy 20 de enero día de San Sebastián.

Toni Rodriguez

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