Nieve del altiplano ...


Cuando decidimos ir a la montaña, en principio nos proponemos un objetivo deportivo, aunque sabemos que una actividad tan movilizante y estremecedora, en sus resultados excederá por mucho el ejercicio físico. Aun así, sin perder sensibilidad por esos aspectos que llenan nuestras expectativas más profundas y trascendentes, es importante el logro deportivo, para ello nos entrenamos metódica e intensamente, lo hacemos en forma particular y sumados a los programas de entrenamiento de AGS, tanto en los aspectos de la resistencia y la fuerza, como así también en las técnicas propias de estas disciplinas que deben mantenerse activas. Junto a Laura Poljak compartimos con muchos camaradas la pasión por la actividad física, eso ayuda mucho para sostener en el tiempo los planes de entrenamiento, a veces, bastante ingratos porque ocupan mucho tiempo.
Días antes de salir participé del Doble Agonía 2018, un entrenamiento especial del programa Eliminator Primates, fue extremadamente duro, ciclismo y ascenso con un recorrido de casi 200 Km y mucho frío, nieve y viento, completar ese recorrido me dejó muy conforme con mi rendimiento frente a los objetivos que nos habíamos trazado para el mes de junio.
Una vez en Bolivia primero nos juntamos con nuestros amigos Christian Cerne y Naty Coscararte y después de descansar dos días para aclimatarnos, nos dirigimos al valle Tuni – Condoriri. Había nevado mucho en la última semana y nos encontramos con la nieve mucho antes de llegar al campo base, en el auto que viajábamos tuvimos que sortear el piso helado. En Rinconada un paraje con unas pocas casas contratamos a Luis para nos lleve la carga con tres burritos hasta el campo base, el y su señora que andaba con un bebe de dos meses en el amarro sobre su espalda, acomodaron las cargas y salimos hacia nuestro destino Luis fue solo porque era demasiado tarde y seguramente regresaría de noche y eso era demasiado para el bebé. Acampamos como pudimos arriba de unos cincuenta centímetros de nieve, en un lugar que yo no recordaba nevado, ni la gente del lugar tampoco. Para comenzar, siendo respetuosas de la aclimatación ascendimos al Pico Austria de 5350, habitualmente es una montaña con solo algunos manchones de nieve pero estaba completamente nevada, no sé si facilita o dificulta el transito, si que estaba mucho más bella, la subimos rápido, salimos tarde confiados en que podíamos ir a una tasa de ascenso cercana los 300 m/h, que no es la gran cosa, pero para nosotros estaba bien y lo conseguimos.
Un día de descanso en el campo base y salimos los cuatro para intentar el ascenso del Nevado Pirámide Blanca, esta vez la distancia a recorrer era mayor y la altura de 5280, en este caso se debe transitar por un glaciar con bastantes grietas y un par de rampas de mayor inclinación, tal vez unos 45 grados. Por lo tanto se debe ir encordados y usamos un estaca para asegurar el paso sobre un de las grietas del camino. Desde la cumbre disfrutamos una vista excepcional del arco de montañas del sector Condoriri como así también el Huayna Potosi, el descenso lo hicimos rápido, teniendo cuidado de mantenernos encordados y atentos porque las grietas suelen ser malas sorpresas en esos terrenos. 






                 


       





         

Repetimos la rutina de descansar todo un día y nos levantamos un poco más temprano, aunque no en los horarios en se estaban moviendo los grupos de las empresas que poblaban el campo base en número bastante modesto. Salimos solo tres porque Naty desistió debido a no se sentía bien, volvimos sobre el mismo glaciar que habíamos recorrido dos días antes aunque el camino se desviaba en otra dirección cuando optamos por ir hacia el Nevado Tarija 5320, la pendiente se hace más pronunciada y las grietas mas grandes por lo que debimos hacer varios rodeos. El acceso a la parte final se hace por un sendero angosto con caída a ambos lados, pero firme y suficientemente ancho para pasar muy tranquilo. Alcanzamos la cumbre y las nubes se hacían más oscuras y más densas sobre el Alpamayo Chico que veíamos claramente frente a nosotros. En la cumbre del Tarija decidió quedarse Christian, le dejé la cámara grande para que consiga unas imágenes que resultaron muy buenas. Desde allí es necesario bajar bastante por una pendiente fuerte de rocas muy inestables, aunque no ofrece mucho peligro, con habilidades mínimas se puede supurar bien, lo hicimos así, Laura bajó primero y lo hicimos encordados, nos reunimos en la nieve al pie del macizo de rocas del Tarija, en un filo bastante angosto, desde allí la pendiente se pone cada vez más dura. Al bajar nos cruzamos con un grupo grande de unos seis o siete, con dos guías que no habían subido y nos alertaron sobre muchos peligros y que íbamos muy tarde, no respondimos de manera muy amistosa a sus consejos y seguimos. Buscábamos las huellas o alguna marca de otro grupo que habíamos cruzado antes de alcanzar la cumbre del Tarija, ellos y su guía nos habían dicho que el acceso a la cumbre del Alpamayo Chico 5370. estaba bien, porque habían estado ahí hacia una hora y media. No encontramos tales marcas y debimos usar un par de tornillos y estacas para asegurarnos en unos tramos, la prudencia llegó junto con el cansancio, es una forma de adelantarse a los desastres, por si falla el buen juicio lo mejor es ceñirse a los procedimientos. Nos costó esfuerzo alcanzar la cumbre, aunque lo hicimos rápido, una vez arriba grabamos un video y empezamos la bajada, que por la pendiente exige atención y fuerza aunque no hace falta rapelar, sino mas bien estar muy despierto. Terminamos el filo hasta encontrar las rocas del Tarija las cuales es fácil escalar claro que con cuidado porque hay mucho material suelto. Subimos bien, un poco con las manos, pero mayormente usando los piolets en la roca y otra vez en la cumbre saludamos a Christian, lo sumamos a la cordada y emprendimos la bajada hasta el base. 
En las carpas comimos casi todo lo que quedaba y nos acostamos temprano, pensando en la bajada y muy conformes con lo hecho en ese valle, también allí nos separaríamos.

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